Es fácil cabrear a alguien. No es muy complicado tener la aversión de una persona. Pero el odio de un colectivo. Institucionalizado. Le hace a uno sentir importante. Soy un cabrón sin remedio. Aposta o sin querer. Lo cierto es que es uno de esos modos de vida que no suelen cansar. Me escuece algo. ¿Será la conciencia? Ah, no, otro cuchillo. Buena puntería. Pero yo ya no sangro. Ni tengo conciencia. Odio social. Odio colectivo. Soy un cabrón sin remedio. Odio institucionalizado. Institucionalicida.
gilipollas
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