October 2010 Archives

campanas

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Un entramado de relojería fluye bajo nuestros pies. Casi imperceptible, realmente inexistente, rige nuestro funcionamiento. Luz verde, avanzamos. Luz roja, nos detenemos. Hola, hola. Desconocido, cordial. Contrastamos trivialidades. Mentimos, automática e incoscientemente, ante un ''¿Qué tal?''. Sobrellevamos nuestra ignoracia y criticamos la ajenta. Caminamos sin fijarnos nunca en nuestro alrededor porque estamos convencidos de haberlo visto antes. Todo ello entre un tic y un tac.

instantes (II)

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Una masa de gente surge de las escaleras. Ninguna cara conocida. La música aumenta su intensidad y empiezo a notar latir el corazón más rápido. Esa chica del abrigo azul me mira fijamente, a pocos centímetros, y sigue su camnimo. Sigo parado, contemplando como los vendedores de paraguas completan el paisaje de Madrid en un día nublado. Más gente. No espero a ninguno de ellos.

huella

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Hoy es otro día nublado. Frío y gris. Sería poético si no fuera verdad. La vida guarda tras de sí una realidad descarnada, una esencia fea; atrayente cuando no la vemos y horrible cuando se muestra. Y el día no deja de ser gris. Y frío. Nos anclamos a una fe ciega en la lógica. En los porqués. Pero no estoy triste porque el día sea frío. Y gris. Me gustaría mirar más allá, a esa cara oscura de mi existencia. Me gustaría ver y descubrir que, en vez de algo o nada, hay un McGuffin. No necesito que todo tenga un sentido, sólo que siga adelante.

Refracción cotidiana

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Su vida nace un invierno
de esperanza e inquietud,
de ilusiones lastimeras,
perdido entre los ecos
de un horizonte verdiazul.
Le golpeó la primavera
con aquella suave luz
del ''nosotros'' y el ''seremos'',
de agridulces esperas,
de ''nunca más yo sin tú''.
Y el verano prendió fuego
al amable nuevo dios,
dejando velas sin mecha,
sin cera,
sin corazón.
Hoy el viento del otoño
barre polvo y hojas secas,
limpia de cenizas su rostro
mientras, a su alrededor,
la ilusión se congela.

Ayer volvió a gritar,
cerrados los ojos,
juró a voces a Dios
que no permitiría más,
que había criado una fiera.
Ahora ve salir el sol
desde un autobús, cada día, solo.
Agita sus manos blancas
sobre su papel blanco, recuerda,
viendo amanecer, cada día, solo,
recuerda, distante, todo.
A medida que el tiempo pasa
los segundos le alejan del suelo,
sus pies parecen otros
y, por sorpresa,
la caída es más alta;
aumenta el miedo.
Para ocultarse traza
una sonrisa de plástico,
que pinta su vida de rojo
cada vez que cunde el pánico.
A través de un cristal se observa
e, incómodo, aparta la mirada
para no escuchar la voz que le narra
desde su cabeza,
cada día, solo.
Refraccion cotidiana for blog.jpg

desidia otra noche de sábado

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No consigo comprender, ni escapar, nada. Busco alrededor y no encuentro los pasos atrás. Hace tan poco que me sentía tan bien... Ahora, mientras navego, miro al horizonte. Y no me dice nada. Mi reflejo, que se empaña con la espuma de las olas, me escupe a la cara. Me escupe que soy un amargado difrazado de mí. De una versión artificial. Deja de quejarte, joder. Me encuentro, de repente, mirando a los ojos a un animal con más garras que cerebro. Con pelaje de cuchillos. Y vuelvo a hacerlo. Escupo a mi reflejo. Hoy he vuelto a hacerlo. Y el problema no está en la añoranza. No sólo. El viento me grita la verdad. Soy incapaz de encarar nada. Hipócrita cabrón. No creo en mi. Un día más.

roto

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El contexto es bueno y la sonrisa es amplia, pero huele a felicidad. Y eso es malo. Transcurre el tiempo y aun se me para el corazón de vez en cuando. Si notas que dejo de latir no me mires a los ojos. Algo falla y soy yo, que no sé como ser. Y vuelvo a vomitar. Y estoy harto de esta sonrisa falsa, pero otra cosa no me sale. Harto de vivir ensoñado. De soñar con ser un ganador. Harto de mí.

óxido

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He llegado a tener miedo, esto empieza a asustarme de verad. Todo conectado, todos conectados... al mismo enchufe. La misma red gobernada por un pensamiento colectivo. Comemos mierda producida en masa que no alimenta el cuerpo, alimenta nuestro cerebro. Nuestro cerebro, menospreciado. Lo llenamos de esa sustancia ''vox populi'' y nos dirigimos al mismo abismo. Todos juntos, como amigos, como hermanos. Hacia un mismo final que no intuímos, porque nuestra conexión es irrompible, todo va bien. Moriremos juntos, ciegos y vacíos.

anestesia

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Caen rayos. Miras tu reflejo en la ventana, carente de detalle, pero lleno de cielo. Mientras te miras a los ojos constatas que todo va bien. Sin embargo sientes que se te olvida algo. Una mujer con un vestido azul mira a través de una ventana de madera. Contiene las lágrimas hasta la saturación. Prende fuego con sus manos a la ventana. Cuando el fuego cesa, el agujero que da al mundo sigue ahí. Ella lo sabía y quería olvidarlo. Quería Olvidarlo. Sientes que se te olvida algo. Sientes un hueco. Llueve.

instantes

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Suena Jefferson Airplane. Cierro los ojos para concentrarme en la música. Los abro lo justo para verla subir a vagón. Se abrocha bien las botas. Sonrío. Más tarde decidiré que se llama Marta Kid A. Cierro los ojos y la música sigue. Visualizo mi boca pronunciando sin sonido la letra de la canción. Pasan los minutos. Abro los ojos. Adivinad quién me esta mirando fijamente. Rápidamente aparta la mirada. Cierro los ojos. Sonrío. Contengo una carcajada. Sigue pasando el tiempo. Es mi estación. Me levanto. Abro los ojos. Sigue ahí. Me bajo. Uno. Dos. Tres. Miro atrás. Me está mirando. Sonrío. Vuelvo a casa.