¿No lo hueles? El mundo es una mierda. Por eso yo ya no voy a quejarme, porque llevo quejándome toda mi vida. Deberíamos hartarnos todos, no sólo yo. Deberíamos salir a la calle con bidones de gasolina y mecheros. Deberíamos salir a la calle con cuchillos y rabia. Deberíamos salir a la calle y, en absoluto silencio, destruir el mundo hasta los cimientos. Acuchillar a todo el mundo, quemar cada palmo de tierra, derribar cada edificio, borrar todo rastro de vida. No como acto político, no como solución, sólo destrucción. Y cuando todo hubiera acabado, el último hombre o la mujer que quedase en pie debería rajarse el cuello con su cuchillo. Así todo se iría a la mierda. Y la mierda que fuimos en mierda descansaría.
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