Mírame a los ojos y dime que existo. No lo pienses. No serías capaz de hacerme éso. Me lo dice tu sonrisa. Pero también me dice que no existo, sin saberlo. Agárrame fuerte, antes de que escape. Mírame a los ojos. Por favor. No se lo digas a nadie, pero creo que me estoy convirtiendo en plástico. Aquí hay demasiada niebla. Hinchemos un bote y vayámonos. Tranquila, yo remo. Tú mira las estrellas. Seguro que tú sí que puedes. Todos somos iguales. Pero yo no lo noto. Es difícil ser uno mismo cuando no sabes quién eres. Mírame a los ojos. No te asustes, necesitamos al menos un valiente a bordo. Siempre es agradable encontrar una cara conocida entre la niebla. Nunca llueve a gusto de nadie.
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