benzopireno

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Enciendo un cigarro. Existe una peculiar leyenda urbana sobre unas fiestas muy peculiares. Ácido nítrico, 35 mililitros, listo, tan sencillo como limpiador de impresora. En dichas fiestas los ricachones y ricachonas aburridos se soban y se mancillan los unos a los otros, hasta la saciedad. Mercurio, 5 gramos, listo, no me hacen falta esos termómetros. Aspiro el humo. Fiestas, por cierto, de disfraces, anonimato asegurado. Remover con una vara de cristal hasta que la mezcla adquiera un tono verdoso. Sólo necesitas una máscara de animal y un traje de lo que quieras. Noto como el humo se introduce en mis pulmones. Agregar la mezcla lentamente a un vaso con 30 mililitros de etanol, listo, tan sencillo como acabar esa botella de absenta entre la mezcla y yo. También, por supuesto, necesitas saber el lugar donde se celebra la fiesta. Noto como el benzopireno entra en mi organismo. Hervir durante cuarenta minutos hasta que el humo pase de rojo a blanco. A las famosas veinteañeras se les va la lengua con los tipos deshechos. Añadir 30 mililitros de agua destilada, listo, el aire acondicionado también es útil en invierno. Cara de perro y cuerpo de drácula, burdamente refinado. Filtrar los cristales resultantes y lavar con agua destilada sucesivas veces. Noto como el benzopirento cambia a diolepóxido de benzopireno. Un mayodormo con cara de pato custodia la entrada. Depositar los cristales en un recipiente vítreo. Noto como el diolepóxido de benzopireno se pega a mi gen P 53, por tres partes. Conejos follando con serpientes follando con osos follando con zebras follando con gatos follando con ranas follando con ciervos follando con perros follando con conejos, todos muy guapos. Enciendo otro cigarro. Utilizar el fulminante de mercurio con extrema precaución. Aspiro el humo. Añadir una pequeña chispa para la detonación. Apago el cigarro. No les da tiempo a gritar.

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