June 2010 Archives

gravity

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Despertó de repente en aquel mundo. Arrastrado a la existencia. Uno más. No sabía nada del funcionamiento de todo aquello. Nadie se lo iba a enseñar. No sabía nada. Pero aprendió rápido a alimentarse de lo sembrado. Pero ahora se acercaba el otoño. Y no sabía nada. Nadie le enseñó a echar de menos.

y yo a ti

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Se me parte el alma cada vez que miro al pasado. Y no hay florituras para expresarlo. Un golpe de suerte. En las costillas. Eso es el pasado. Nunca va a cambiar. Nunca va a mejorar. Siempre va a haber existido. Pero ahora me queda un presente. Un futuro. Y son míos de verdad. Son nuestros. Es la hora de ser quien nunca he sabido que soy. Es hora de saberlo. Hay cosas que nunca cambian. Pero es porque no están por llegar.

certezas

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Nunca he estado seguro de muchas cosas. Ni de lo más básico. Nunca he estado seguro de como me llamo. Hace tiempo que no tengo claro lo que significa la palabra hogar. Y no estoy muy seguro de que mi significado de familia coincida con el vuestro. Nunca he estado seguro de si debería cambiar. De por qué debería hacerlo. De por qué no lo hago. Sólo hay dos cosas que tengo claras. Sólo hay dos cosas que realmente sé. Y me encanta.

cafeinómano

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Otro más. Que tengo sed y pocas ganas de dormir. Siempre me tiembla el pulso. Esto no lo va a cambiar. Pero tampoco lo empeora. Otro más. Y ponte a saltar. Lo quieras o no éste es un momento divertido. Encaja. Joder, encaja. Otro más. Me siento parte de pocas personas. Rodeado de demasiada gente. Se hace de noche. No dejo de pensar que esto no es lo mio. No nací para tonteos, tonterías y canciones tontas. Otro más. Vámonos.

selfish

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El que me saluda con los ojos rojos cada mañana desde el espejo no quiere ser yo. Me odia por lo poco que le quiero. Por el pelo desgarbado. Por los ojos rojos. Por mirarle con mala cara. Porque es culpa mía. Que se joda. Que se busque otro trabajo. Yo sólo le pienso dar disgustos cada mañana. La noche no trae espejos. Que putada para él.

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noche en la calle,

me persiguen mis pasos,

sólo silencio

home again

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De puertas para fuera todo funciona. Por eso no quiero mirar atrás. Y volver a ver que la vida no es justa. Para nada. Me canso de decirlo. Por eso soy más callejero que el asfalto. La noche sólo es noche con tu luz verde. Y con calor figurado. Me da igual que nadie crea en mí. Yo sí lo hago. No quiero volver a casa. Hoy no.

Sídero y la felicidad

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Escribo desde la seguridad
de unas velas plegadas,
de tierra firme bajo mis pies,
de los motores en calma,
desde el placer de la llegada.
Escribo desde un edén
de esperanza renovada
y, aunque mi destino cambié
ya no quiero volver:
estoy en casa.

Ante mí una nueva vida,
ante mó el fin de la nada,
ya no hay estrellas frías,
ya no hay tortura alada.
Y es que tras tanto tiempo
calculando un camino,
perdido días y días,
perdiendo hasta el aliento,
decidí rendirme al viento.
No quise encontrar destino,
ni pensé que así lo haría,
decidí dormir despierto,
no chocar
y no buscar salida.
Poco a poco el descuido
me trajo a un planeta nuevo,
me recordó a Corazón,
pero bello,
lo habitaba Lady Vainilla.
Y choqué contra su suelo
y el choque fue suave
contra la superficie amarilla.
Así comprendió mi cerebro,
volcado en una verdad sencilla:
Caela ya no era azul,
Caela al fin existía,
nunca recibió mis cartas
pues Caela no es su nombre,
ella es Lady Vainilla.

Ahora, al fin, soy feliz,
siento completamente la dicha.
Con mis yemas puedo sentir
leves ondulaciones en la superficie fina
y como buscan aquí
calor unas manos frías.
Y mi olfato, siempre gris,
encontró suave vainilla,
melodía en mi nariz
si está cerca su mejilla.
El gusto es grato, sí,
rosado, felicidad, vida,
también puedo oir
susurros de pura alegría.
Y el festín de lo que vi,
ante mis ojos nunca termina:
un verde mar al que huir,
donde perderse,
donde encerrarse,
donde a gusto viviría.

Soy feliz
pues tengo paz
y no tengo el alma partida.
En Corazón hay seismos,
pero aquí
puedo descansar
sin miedo a una caída.
Vuelvo a casa
al hogar,
aunque no al punto de partida,
abrázame
una vez más,
te quiero, Lady Vainilla.
cool glow.jpg

el eterno retorno

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Nunca podré dejar de preguntarme en qué piensa un anciano sentado en un banco. Nunca podré dejar de pensar en todos los segundos que paso pensando. Si volviese, volvería a caer en las mismas deliciosas contradicciones, en todos los tropiezos. Si no tropezase, lo intentaría. Sigo la suave estela que me guía a otro profundo viernes. Nunca podré olvidar cada segundo que no olvido. Nunca podré no esperarlo. Y, si volviese, volvería a caer en el mismo precioso mar. Y ahogarme. Si no me ahogase, bucearía hasta perder el aire. Me da igual. Exactamente igual.

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verano está aquí,
trae olor a lento sudor
de mente y manos